SONO LANDON en esperanto significa: tierra sonora. Entre este paisaje digital rodeado de bits, elijo sembrar en esta virtualidad de la nada, mis trabajos vinculados al espacio sonoro. Una palabra veloz en el aire, una nota suspendida en el espacio, un ejercicio para matizar el silencio.
SONO LANDON in Esperanto means: earth sound. Among the digital landscape surrounded by bits, I choose to plant in this virtuality of nowhere, my work related to sound space. A quick word on the air, a note suspended in space, an exercise to refine the silence.

sábado, 1 de mayo de 2021

labOratorio (2020)


Mi primer laboratorio casero de audio fue a mediados de los ochenta en Montevideo, con apenas un micrófono, un grabador portátil Philips EL-3302 y un radiograbador JVC RC-250R. En el 93 ya radicado en Maldonado prosigo con mis experimentos sonoros, agregando equipamiento a lo largo de los años: un fabuloso casetero portátil National Panasonic RQ-2727, un tape-deck Kenwood KX 550, un tape-deck Gradiente CD 2300, un doble deck Kenwood KX-W791, un magnetófono portátil Grundig TK2, un magnetófono de 4 canales Dokorder 8140 y un grabador de casete Tascam Porta-03 de 4 canales, sumando a todo esto una variedad de walkman y mini-grabadores. Toda esta tecnología analógica fue prácticamente sustituida por el software libre Audacity, en sus variadas versiones y mi primera grabadora digital portátil, una National Star 128 M. Hoy sólo conservo y uso el Grundig, el Dokorder y la Kenwood para trabajos específicos, más una bandeja tocadiscos Sony y un gramófono portátil Victor, Pero ineludiblemente todo pasa finalmente a ser convertido en bits.
La idea de llamar a mi taller experimental “labOratorio” (con su juego obvio de palabras) surge en el 2003, cuando finalmente puedo acceder al uso de hardware y tecnología digital. El aprendizaje fue lento y siempre a base de ensayo y error, algo que con el correr de los años, mucha conversación con técnicos y abundante lectura, logró que mejorara considerablemente mi experticia en el tema.
Obviamente el labOratorio no ha dejado de ser un garaje casero en dónde poder desarmar y volver armar los sonidos, con un rango de calidad que hoy se acerca a lo aceptable.
Estos trabajos, la mayoría publicados, otros inéditos, son el producto de años de trabajo y búsqueda, en donde la re-elaboración de la voz como producto estético, trata de acercarse a concepciones fundamentadas tanto por las vanguardias históricas y las neo-vanguardias, sin perder nunca de vista a la voz histórica y primigenia, aquella que ritualiza al habla para poder convertirla en el primer atisbo de humanidad. 

Todos los audios fueron nuevamente masterizados para este álbum, el 19 de abril del 2020, en el labOratorio, Maldonado, por Juan Angel Italiano.
El collage del flayer también fue realizado por el autor.



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